Un estudio reciente sugirió que el estrés laboral en el Reino Unido representó el 37% de todos los casos de mala salud y el 45% de todos los días de trabajo perdidos debido a la mala salud en todas las industrias y profesiones.
Existe lo que se conoce como estrés positivo, (eustress), el cual ayuda a mantener a las personas energizadas y alerta. Sin embargo, la frontera entre el eustress y la «angustia» —estrés nocivo — puede cruzarse rápidamente. Todo el mundo tiene un punto de inflexión —influenciado por factores fisiológicos y psicológicos— cuando el estrés o la presión conducen a una disminución del rendimiento y, si no se aborda, eventualmente derivará en un cuadro de agotamiento.
Aunque el estrés y el agotamiento en el lugar de trabajo son un tema candente, rara vez se discute en los equipos ejecutivos de alto nivel. Muchos piensan en ello como un problema que afecta a otras personas más débiles. A menudo se autodiagnostica como falta de sueño, un efecto secundario insignificante de un estilo de vida ejecutivo de alto perfil. Pero hay más en eso y el costo puede ser enorme. Las organizaciones pierden cantidades sustanciales de dinero debido a acuerdos fallidos, decisiones equivocadas o encubrimiento de errores que pueden estar vinculados al estrés relacionado con el trabajo.
Evaluación de signos de estrés
Inspirados en las mejores prácticas para el manejo de crisis, nos proponemos desarrollar un protocolo simple pero robusto que podría ayudar sobre todo a los líderes, a anticipar casos de posible agotamiento en sus colaboradores:
Apariencia: ¿Cómo se ve la persona? ¿Parece demasiado cansado? ¿Ha estado ganando o perdiendo peso? ¿Hay algún indicio de abuso de sustancias?
Rendimiento: Una disminución del rendimiento, sobre todo con el tiempo, puede estar relacionada con el aumento de la angustia. Por otro lado, un esfuerzo forzado para obtener un rendimiento excesivo, convirtiéndose en adicto al trabajo, también es una señal de advertencia.
Presión por crecer: El crecimiento es el resultado de los objetivos de aprendizaje. Todo el mundo es diferente; algunas personas se enfrentan fácilmente a nuevos desafíos, mientras que otros pueden encontrarlos más difíciles. ¿Se aburre la persona? O por el contrario, ¿la persona parece abrumada?
Control emocional: Todo el mundo tiene días buenos y malos, pero la mayoría de las personas pueden regular sus emociones de una manera apropiada para el lugar de trabajo. Sin embargo, los cambios notables y duraderos en el estado emocional —incluyendo estallidos emocionales o cambios de humor altos y bajos— pueden estar relacionados con una sobrecarga de presión física y psicológica.
Relaciones: Las relaciones personales son una parte esencial de la salud mental. En situaciones de mayor estrés, es posible observar el deterioro en la calidad de las relaciones en el trabajo, incluido el aislamiento social.
Estas dimensiones, cuando se toman juntas, se pueden utilizar como un barómetro que indica cambios en un sistema de presión. Cualquier marinero sabe que las lecturas de presión barométrica alta o baja son datos esenciales, proporcionando información sobre posibles peligros y consecuencias inciertas. Del mismo modo, si un colega de trabajo ha mostrado cambios preocupantes en una o más dimensiones, el siguiente paso es considerar si los cambios podrían volverse peligrosos si se ignoran.
Cada organización e individuo es diferente, pero hemos descubierto que esta observación-medición puede ser utilizada por cualquier persona —en cualquier nivel de la organización, pero también miembros de la familia y amigos— para recopilar información y comenzar una conversación con la persona afectada.
Nuestra esperanza es que estas dimensiones a observar, puedan convertirse en un punto de partida para conversaciones valientes sobre cómo crear mejores lugares para trabajar. Desde una perspectiva de sostenibilidad, es esencial crear entornos de trabajo donde los casos de desequilibrio de estrés se gestionen adecuadamente. Y como dijo una vez Hans Selye, el padre de la investigación moderna sobre el estrés: «No es el estrés lo que nos mata, es nuestra reacción a él».
Por: por Thomas Hellwig, Caroline Rook, Elizabeth Florent-Treacy, y Manfred F. R. Kets de Vries
Fuente: https://hbr.org/2017/04/an-early-warning-system-for-your-teams-stress-level?language=es