El sarampión es una enfermedad infecciosa, causada por un virus y muy contagiosa. Se puede pensar que estamos en camino de erradicarla gracias a la vacuna pero en los últimos años se ha dado un crecimiento en los niños contagiados. Es una enfermedad que puede llegar a ser grave e incluso mortal, por lo que las autoridades de salud de algunos países, insisten en la importancia de ponerse la vacuna, es decir: prevenir.
Entre otros síntomas, se encuentra el sarpullido: empieza en el rostro y en pocos días se esparce por brazos, tronco, muslos, pantorrillas y pies, es decir: en todo el cuerpo. Y una persona con sarampión, puede propagar el virus a otras personas durante más de una semana.
Sarampión en la empresa
Ahora piensa en el cuadro antes descrito pero en tu organización, y que el virus es la actitud reactiva: Es muy contagioso, se esparce rápido a todo el cuerpo de la empresa, y puede ser realmente grave para la misma.
Cuando hay alguien reactivo, es muy fácil que el resto de sus compañeros y equipo de trabajo, también lo sean pues se va aceptando como una postura válida y aceptada.
¿Y cuáles son los síntomas que presenta alguien reactivo?
- Se queja mucho.
- Busca culpables.
- Se percibe como víctima de las circunstancias.
- No asume la responsabilidad de las consecuencias de sus actos.
- Le cuesta trabajo tomar decisiones.
- No se ve como parte de las soluciones.
- Cree en la mala suerte.
- Se limita a hacer lo mínimo que su puesto requiere.
Pero el panorama no es negro: así como hay una vacuna para evitar el sarampión, también en las empresas podemos ser preventivos e identificar cuando alguien empieza con actitudes como las antes mencionadas.
Vacuna
¿Qué puede hacer el líder para vacunar a su equipo?
- Delegar toma de decisiones.
- Capitalizar errores en aprendizajes.
- Fomentar la proactividad como comportamiento esperado.
- Realizar sesiones de análisis grupal ante los problemas para encontrar soluciones.
- Ante las quejas, pedir se generen posibles soluciones.
Por: Mónica Huacuja