Uno de los fenómenos globales que se experimentará con fuerza en la próxima década es el envejecimiento. Las personas de 50 años y más representarán cerca del 30% de la población mundial. Los últimos Baby Boomers (en la actualidad tienen entre 59 y 77 años aproximadamente) entrarán a la edad de retiro y gran parte de la Generación X (entre 43 y 58 años) estará a punto de hacerlo también.
Esta transición demográfica presentará grandes desafíos y oportunidades en términos sociales, económicos y de salud porque requerirán ajustes significativos para las sociedades a lo largo del mundo, entre otras cosas en el gasto público en sistemas de salud y urbanismo, reformas en materia laboral, seguridad social y migratoria, el estilo de vida y comportamiento de las personas, inversión privada y tecnología e innovación.
El envejecimiento poblacional fue causado principalmente por la disminución en la tasa de natalidad (impulsado por los controles de natalidad de los 70’s y 80’s) y una mayor esperanza de vida. En su último documento, World Population Prospects 2022, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reportó que al cierre de 2022 la población mundial alcanzó casi 8 mil millones de personas y que crecerá lentamente hasta el final de siglo para llegar a una población de 10,400 millones.
La desaceleración en el crecimiento poblacional se debe a que a partir de la generación de Baby Boomers, las tasas de fertilidad a nivel mundial cayeron de aproximadamente seis infantes por mujer en 1950 a 2.3 en 2021 y esta cifra seguirá disminuyendo hasta 2050 para estabilizarse entre 1.8 y 2. Es decir, se advierte que la población creció a un ritmo menor al 1% anual y se proyecta que dicha tasa se desacelerará hasta volverse negativa después de 2050. En otras palabras, habrá mundialmente un mayor número de fallecimientos que de nacimientos.
Paralelamente, el año 2022 reflejó un aumento en la esperanza de vida a 73.4 años y se espera que esta cifra siga aumentando. A manera de ejemplo, para el 2050 se proyecta que la población aumente a 9,700 millones (impulsada principalmente por los países africanos y la India) y que el promedio de vida suba a 77.2 años (en promedio 13 años más que en 1990).
A su vez, la baja tasa de natalidad y el que las personas vivan más tiempo está aplanando —y en algunos casos invirtiendo— las pirámides poblacionales de casi todas las regiones del mundo (excepto África). Esto modificará estructuralmente a las sociedades en las dos siguientes décadas, porque habrá un mayor número de Baby Boomers jubilados o Generación X por jubilarse, que deberán ser sostenidas por un menor número de personas, fundamentalmente hoy Millenials o Generación Y en edad de trabajar (en la actualidad tienen entre 27 y 42 años). Dicho de otra manera, habrá potencialmente una menor transferencia intergeneracional de recursos.
Latinoamérica es una región con un porcentaje relativamente menor de personas mayores a 50 años: su promedio oscila el 23%, aunque en esta década iniciará su transición.
Lo anterior se puede observar de una manera rápida y sintética desde dos hechos. Según estimaciones de la American Association of Retired Persons (AARP) y su Global Longevity Economy Outlook, en 2020 las personas de 50 años y más representaron el 24% de la población mundial y para 2040 serán 31%.
Este cambio ya sucedió en Europa y en algunos países asiáticos (p.ej., China y Japón) y comenzó en Norteamérica (Canadá y Estados Unidos). Desde 2020, en dichas regiones las personas de 50 años y más (Baby Boomers, Generación X y una minoría de la Generación Silenciosa) representan al menos 33% del total de su población. En algunos casos particulares como Alemania y Japón, ya superan el 44%, y en la próxima década representarán la mitad de su población.
En contraste, Latinoamérica todavía es una región con un porcentaje relativamente menor de personas mayores a 50 años: su promedio oscila el 23%, aunque en esta década iniciará su transición. Particularmente para México, en 2020 esta misma población representó el 21%; para 2030 y 2040, esta cifra ascenderá al 26% y 31% respectivamente. Esto significa que, en menos de 20 años, México tendrá casi la tercera parte de su población con al menos 50 años cumplidos.
El segundo hecho es que el coeficiente de dependencia de adultos mayores respecto de la población en edad laboral está aumentando. El coeficiente o ratio de dependencia de adultos mayores indica el número de personas mayores a 64 años que dependerán de la población de entre 15 y 64 años.
Dicho coeficiente aumentó a nivel mundial y, de acuerdo con las proyecciones de la ONU, se espera que siga creciendo orgánicamente. A modo de ejemplo a nivel mundial, el coeficiente de dependencia de 2021 a 2040 pasará aproximadamente de 15% a 23%: en lugar de tener 15 personas jubiladas que dependerán de cada 100 en edad laboral, se tendrán 23 por cada 100.
Si bien la cifra no parece impresionante, cuando se cambia este indicador con cinco años menos de edad (desde los 60 años) para el mismo período de tiempo, el panorama se modifica drásticamente: el indicador global incrementa a aproximadamente 23% y 32% para 2021 y 2040, respectivamente. Lo mismo sucede al desagregarlo por región: Europa con 43% y 60%; Norteamérica con 30% y 50%; por su parte, Asia y Latinoamérica llegan a niveles similares de 15% y 35%.
El incremento en las tasas de dependencia y la mayor esperanza de vida de las personas evidencian que el envejecimiento, aunado a niveles de endeudamiento global históricamente no vistos, presentarán situaciones económicas, políticas y sociales complejas. Desde una perspectiva general —la situación de cada país debe analizarse con mayor detalle— y tomando en cuenta que muchos países ya realizaron cambios a sus sistemas de seguridad social de manera estructural o paramétrica, los factores de dependencia y esperanza de vida siguen imponiendo una gran presión a las finanzas públicas de los gobiernos.
Esto implica que, para atender a más personas mayores por más tiempo buscarán obtener recursos para garantizar la viabilidad financiera (solvencia), la calidad en los servicios ofrecidos y la cobertura de sus sistemas de seguridad social. Esto a su vez se traducirá en un financiamiento de su sistema con más impuestos o más deuda, ¿será posible?
En este mismo sentido, la complejidad se exacerba para los países latinoamericanos, por la alta participación de personas en la informalidad y a quienes los gobiernos tendrán que atender a partir de una menor base contributiva.
Simultáneamente, los cambios en los sistemas de seguridad social y el envejecimiento presentarán disyuntivas sobre el mercado laboral. Por ejemplo, si la política pública se sigue orientando a tener laboralmente activas a las personas por más tiempo, esto puede cerrar oportunidades en el mercado a las personas más jóvenes haciendo crecer aún más su desempleo y disminuyendo la sostenibilidad de largo plazo de la seguridad social.
Por otro, si en el corto plazo no se hacen más ajustes (incluyendo migratorios) ¿qué pasará con el mercado laboral, las empresas y las personas, cuando la sociedad esté jubilada o la mayoría este por jubilarse? Más aún, ¿cómo actuará la sociedad para incluir y acoger a este segmento de personas? ¿Las personas mayores están dispuestas a redescubrir su potencial productivo en una nueva etapa de vida?
Las sociedades deben prepararse con antelación: ahorrando, invirtiendo en el capital humano (sobre todo en habilidades interpersonales), en infraestructura para servicios de salud, planeando el urbanismo y sus inmuebles, desarrollando nuevas tecnologías y emprendimientos y diseñando políticas públicas que faciliten lo anterior. Todo esto en aras de forjar un ambiente que acoja y aproveche los talentos y experiencias de las distintas generaciones en medio de una nueva economía, la economía plateada.
LA ECONOMÍA PLATEADA
La “Economía Plateada” o Silver Economy está centrada en crear valor para las personas de 50 años y más, y ya está reconfigurando distintos sectores a partir de los retos y oportunidades que ofrece el inminente envejecimiento poblacional.
El consumo de la población de 50 años y más, tiene un gran impacto sobre el Producto Interno Bruto (PIB). Es importante considerar que en los próximos años esta población será posiblemente la de mayor riqueza, debido a la acumulación de activos durante su vida productiva (ingresos laborales, negocios/empresas, ahorros, inversiones y tenencia de otros activos tales como inmuebles), más el ingreso posterior al retiro: pensiones, planes privados y seguros.
Según datos de la AARP, en el 2020 el consumo de esta población representó el 50% del consumo global, o 35 billones de dólares (bdd), para el 2030 será de una magnitud de 54% (52 bdd) y en el 2040 alcanzará el 57% (72 bdd). Esto es que, de cada dólar gastado en 2020, 2030 y 2040 en la economía mundial, 50 centavos provenían de una persona de este cohorte y dicha cifra subirá a 54 y 57 centavos por dólar gastado, respectivamente.
Para Estados Unidos, los datos de la AARP indican que, en 2020, el consumo de la población de 50 años y más, 117.8 millones de personas, representó el 56% (7.62 bdd) del consumo interno e incrementará su participación a 62% en el año 2050. En México, este grupo de edad sumó 27.3 millones de personas y su consumo representó el 42% (650,000 millones de dólares) del total del país y se estima que para el 2050 dicho rubro ascienda a 56%.
El sector de Tecnologías para el Envejecimiento surge a partir de la reconfiguración de los sectores de Salud Digital y Tecnologías de Accesibilidad. Diversas empresas y emprendimientos tecnológicos se orientaron a producir tecnología y hacer modelos de negocio para los adultos mayores, así como para las personas que se preocupan por ellas, para permitirles un mejor envejecimiento en seis rubros: autonomía (higiene, nutrición y medicamento); cognición (trabajo, salud financiera, nuevas habilidades); comunicación y conectividad social, movilidad personal; transporte; y cuidados de salud.
Un emprendimiento del sector ya fue valuado como unicornio. En Estados Unidos surgió Honor, una plataforma de dos lados (C2B2C) que conecta personas mayores que requieren cuidados en casa on-demand, con excelentes cuidadores, pero centralizando la operación. Esto lo realiza cimentándose en análisis de datos, modelos predictivos e inteligencia artificial (IA), que a su vez le permitirán entrar al mercado de servicios financieros y seguros de personas.
Otro sector que también entró en la dinámica de la economía plateada es el inmobiliario. Los desarrollos nuevos, así como remodelaciones de inmuebles se están ajustando acorde a los cambios físicos, movilidad y privacidad de los adultos mayores.
Una tendencia observada es la creciente demanda de casas inteligentes, es decir, residencias adaptadas con sistemas de tecnología (internet, dispositivos electrónicos, IA y biomarcadores) que logran interconectar su estilo de vida y salud física con la operación y logística de la casa y aparatos electrodomésticos. Por otra parte, existe una demanda vigorosa de la población plateada de las regiones europea y estadounidense por inmuebles de descanso en playas.
Aún hay muchas preguntas sin respuestas. Sin embargo, vale la pena planteárselas para anticipar su contestación en la ventana de tiempo que aún tenemos. Las siguientes pueden servir de comienzo: ¿Cómo modificará el envejecimiento mi interacción social y familiar? ¿Cómo puedo acoger y ayudar a las personas en su transición al envejecimiento? ¿Qué se ajustará en mi sector laboral, empresarial y cadenas de valor por la economía plateada? De ser jubilado(a) o estar a punto de serlo, ¿qué emprendimiento me gustaría hacer? ¿Qué habilidades y conocimientos me ayudarán a crecer personal y profesionalmente en el envejecimiento?
Marzo, 2024
Fuente: https://www.forbes.com.mx/asi-es-como-las-redes-de-confianza-son-la-base-del-liderazgo/