La motivación transcendente se refiere al valor del propósito -reconocido cada vez más como el gran motor de las empresas de éxito- para motivar a los empleados y conseguir, no que trabajen, sino que quieran trabajar y que se complementa con la económica (motivación extrínseca) y de autorrealización (motivación intrínseca)
A veces, se tiende a interpretar esa tripleta motivacional como si de un corte de helado se tratara, con capas perfectamente delimitadas, cuando en realidad, los tres sabores se mezclan y, aunque pueden distinguirse, no pueden separarse sin que todo se rompa.
El valor del dinero
“Muy malo debe ser el trabajo cuando nos pagan para que lo hagamos”, reza el chiste. En realidad, recibir dinero es algo necesario para el empleado. Pero no como quién recibe un regalo inmerecido.
Ganar un salario y contribuir a la economía familiar, motiva más -a diferencia de ser objeto de caridad- aunque se obtenga una cantidad menor. Es decir, que motiva recibir un salario, no tanto el monto en sí.
Autorrealización y exigencia
En realidad, una parte importante de la motivación consiste en esa sensación de crecer, de saber hacer cada vez más cosas, o las mismas, pero cada vez mejor. Las personas, cuando se les exige de forma razonable, aprenden. A medio plazo, están más satisfechas que las que hacen siempre lo mismo. Le encuentran una motivación intrínseca a su trabajo.
Si aprendes y te gusta, trabajar puede ser una retribución en sí misma. Esa motivación intrínseca puede provenir del gusto por el contenido de trabajo o por el entorno humano en que se realiza. Deriva del aprendizaje, de la sensación de importancia o de cualquier otro factor que hace el trabajo en sí interesante.
Cuando nos exigen menos de lo que podemos hacer, ese círculo subjetivo tiende a reducirse. Y las personas que no aumentan su competencia tienden a sentirse más exigidas e insatisfechas. En cambio, si nos exigen más de lo que estamos haciendo, el círculo tiende a ampliarse.
El sentido del trabajo
En realidad, tampoco la dimensión intrínseca da una explicación suficiente de la motivación para trabajar. Hay que recalar todavía en la motivación trascendente .
La motivación trascendente sería el impulso de llevar a cabo una tarea por las buenas consecuencias que esa acción tiene sobre terceras personas. No nos referimos a cuestiones filosóficas del más allá, sino a los efectos más inmediatos y duraderos de nuestra acción en el momento en el que vivimos.
Un trío consistente
Así, ninguna de las tres perspectivas se sostiene por si sola. Tampoco son dimensiones rivales, sino que se deben potenciar una a la otra. Ganar dinero, hacer algo que nos gusta hacer y que le sirva a un tercero son elementos indispensables para la autoestima del trabajador. Si falla alguna de las tres, el trabajo carece de sentido.
Cuando sentimos que contribuimos de algún modo a mejorar el mundo, nuestra propia autorrealización y el sueldo que cobramos por ello componen una perfecta articulación en la que el trabajo resulta motivante en extremo.
Por: Por Gabriel Ginebra
2022
Fuente: https://www.ieseinsight.com/doc.aspx?id=2516&ar=17&idioma=1