Inteligencia Emprendedora

Nunca se ha hablado tanto de emprendimiento como en los últimos meses.

Ante la disrupción que nos trae Clayton Christensen (padre de la innovación disruptiva) como un fenómeno que transforma la vida cotidiana mediante la introducción de la sencillez, la conveniencia y la accesibilidad –elementos que definen al coronavirus–, se creó un caos globalizado, manifestando la desglobalización, el localismo, la autoprotección de países, organizaciones, familias y personas.

Ante la disrupción generadora de caos que interrumpió el contexto sin ninguna posibilidad de comparación para acciones sinérgicas y con propósito que alteran el comportamiento humano de manera disruptiva, ¿cómo deberían actuar los emprendedores y / o intraemprendedores? En este momento histórico necesitamos personas que busquen solucionar el problema, así que hablemos de una competencia obligada en nuestros días: inteligencia emprendedora. Nos referimos a esta como la mezcla de definiciones de inteligencia, inteligencia emocional y emprendimiento, siendo el coraje y sabiduría para actuar sobre oportunidades en varias condiciones desconocidas, basándose en tres pilares: mentalidad, oportunidades y conexión.

La mentalidad y estilo de vida compone de la práctica de la curiosidad, comenzando por lo que tienes, resistiendo la rutina, siendo único, sumado por ser apasionado por la solución y por lograr aplicando el conocimiento. La práctica de la curiosidad convierte al emprendedor en alguien curioso, inquieto, con ganas de transformarse, de satisfacer sus necesidades emergentes, de sobrevivir, de incrementar lo que ya tiene o de crear nuevas posibilidades. Resistir la rutina hace que la frugalidad se convierta en antifragilidad, ya que la fragilidad se rompe y la robustez imposibilita el cambio.

Cuando vamos al pilar de oportunidades, se habla de encontrar, buscar, crear, diseñar, además de actuar y transformar. El sujeto dotado de una inteligencia emprendedora debe encontrar oportunidades, buscar instituciones y sus redes de relación en conjunto, para que, en base a sus competencias, puedan construir posibilidades para sí mismo y para los demás. Crea oportunidades cuando logra percibir soluciones a los problemas que lo rodean conectando las variables que presenta el contexto y simplificando la complejidad, ya sea para satisfacer necesidades emergentes y / o para crear algo nuevo.

Finalmente, y no menos importante es la conexión conmigo y con el otro, en la que nuestra adición se produce en la conexión con las máquinas, con los animales, la naturaleza y el universo. La conexión conmigo mismo se basa en la búsqueda del autoconocimiento y el equilibrio de los aspectos racionales y subjetivos, pero en este momento de crisis y disrupción se basa en el equilibrio emocional. En la búsqueda de apaciguar el universo interior individual, creando momentos y sensaciones de relajación, bienestar, equilibrio, en la búsqueda de brindar una mejor conciencia y percepción de su realidad y el contexto en el que vive.

 

La conexión con el otro puede manifestarse a través de la conexión conmigo mismo, a través de la empatía, la solidaridad y el contacto con la realidad, escuchar para oír y ver para observar.

 

Fuente:

Geraldo Campos8

8  febrero 2021

https://www.entrepreneur.com/article/364942

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