Hablemos de valores: DISFRUTAR EL TRABAJO

Una semana tiene 168 horas, de las cuales, aproximadamente un tercio del total, lo dedicamos al sueño, otro al trabajo y el otro tercio ¡a todo lo demás! tal como ejercicio, desarrollo personal, espiritualidad, diversión, familia, amigos, etcétera. Así las cosas, el tiempo que en promedio dedicamos al trabajo, es la mitad de nuestro tiempo en que estamos concsientes, despiertos.

 

Visto así, puede parecer mucho sin embargo, esto depende de la descripción que le demos al trabajo: si somos de los que están contando las horas y los minutos para que termine la jornada laboral o para que llegue el fin de semana, o empezamos la jornada francamente desganados, será muy difícil darle una descripción positiva al trabajo.

 

Y tampoco es de esperar que nos entusiasme nuestro trabajo absolutamente todos los días, todos los proyectos en los que participamos, todas las actividades; pero sí podemos quizá estar en ese lado de quienes en términos generales disfrutan su trabajo.

 

Ahora bien, el disfrutar el propio trabajo, conlleva la decisión de asumir los retos precisamente como esos; lejos de tener una falsa expectativa de estar en una organización que sea fiel copia de mis más fantasiosas y exigentes expectativas de lo que creo es el trabajo perfecto. La verdad es que NO HAY TRABAJO PERFECTO, NI EMPRESA PERFECTA… YO NO SOY PERFECTO tampoco para ningún puesto. Lo importante es saber discernir lo que estoy dispuesto a aceptar sin pelearme con esa parte de la realidad que no me gusta, para entonces poder ver todo lo bueno que sí tengo en mi puesto actual.

 

Claro que también hay situaciones en que el trabajo definitivamente es una pesada suma de aspectos inaceptables, y eso amerita tomar decisiones de mayor envergadura. Pero en términos generales, la mayoría tenemos roles dentro de una organización determinada, que tienen mucho por disfrutar pero no nos responsabilizamos de ello. ¿A qué me refiero? A tomar la decisión de darle una discripción positiva al propio trabajo y encontrar todo lo bueno alrededor de mi entorno laboral:

 

  • El trabajo nos dignifica como seres humanos.
  • En el trabajo aprendemos y nos desarrollamos profesionalmente.
  • Tenemos la oportunidad de enseñar a otros y/o compartir nuestra experiencia.
  • Participamos en la elaboración de productos y/o prestación de servicios que son satisfactores para alguien más.
  • Quienes dependen mí, cuentan con los recursos para una vida digna.
  • Descubro mis habilidades (y las pongo en práctica).
  • Al conocer mis áreas de oportunidad, me perfecciono como la mejor versión de mí mismo(a).
  • Amplío mi red de amigos.
  • Actualizo mis conocimientos.
  • Conozco las mejores prácticas de otros colegas.
  • ¡¡Me divierto!!

 

Así que, el disfrutar el trabajo tiene una responsabilidad personal mayor de lo que quizá reconzcamos, pero de manera paralela, lo cual es absolutamente liberador y disfrutable pues depende de mí, más de lo que depende de los demás o de factores externos.

 

Por: Mónica Huacuja

 

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