Durante décadas, se esperaba que los líderes se centraran en una cosa: los resultados financieros. Pero ahora estamos en medio de una revolución ética. Los líderes son cada vez más responsables por el mal comportamiento, y las empresas también cada vez tienen más presiones por parte de sus empleados, el gobierno y clientes en función de una operación y cultura apegados a la ética. En este contexto, los líderes necesitan hacer más. A continuación presentamos seis prácticas para ayudar a los líderes a ser proactivos, inspirar a sus equipos de trabajo y mantenerse por delante de la revolución ética.
Liderar con el ejemplo
El liderazgo debe abrazar abierta y directamente la integridad. El CEO y otros miembros del equipo de liderazgo son poderosos modelos a seguir y quienes establecen el tono ético de la empresa. Si cortan esquinas, no siguen las reglas o ignoran el mal comportamiento de otros, les da a todos el permiso implícito para actuar de la misma manera.
Hacer un código de ética propio
Son muchas las empresas que descargan el código de otra compañía y ponen su logotipo en la parte superior. El código de ética debe basarse en los valores fundamentales de su empresa junto con las normas de su industria, ubicación geográfica y cultura en particular y su definiciçon no puede delegarse a terceros.
Hablar de ello
No es suficiente simplemente hacer un negocio y asumir que la integridad ocurrirá naturalmente. Los líderes deben hablar abierta, explícita y regularmente sobre su importancia.
Asegurar que las personas sepan cómo denunciar infracciones
Las empresas que desean una cultura de integridad deben hacer que el proceso de informar sobre todos los problemas, especialmente las violaciones del código, sea fácil, sencillo y claro. Es necesario crear una cultura en que la gente no tenga miedo de plantear preguntas éticas, que dé la bienvenida a las malas noticias y que agradezca a los empleados que hablan de los problemas.
Demostrar las consecuencias
Las violaciones éticas deben investigarse y, cuando se corroboran, deben enfrentarse a consecuencias justas y razonables. Y nadie debería tener inmunidad. Proporcionar ventanas de transparencia en un buen proceso puede generar confianza.
Recordar que la repetición importa
La integridad no puede ser manejada tan solo por un correo electrónico una vez al año o por un par de páginas en un olvidado manual de empleado. Es como un anuncio televisivo: no se puede publicar una vez y esperar que se tengan resultados extraordinarios. Y sí: la repetición importa.
Manejada correctamente, la integridad puede ser una fuerza increíble que inspira a los empleados y resuena con los consumidores con mentalidad de valores. Y además: la integridad es contagiosa.
Fuente: Harvard Business review
Julio 30, 2020
Robert Chesnut