PATOLOGÍAS ORGANIZACIONALES: MIOPÍA. Empresas sin Visión, empleados sin sueños

La Visión en la empresa da empuje, fuerza, coraje, ilusión y orientación. Estimula el compromiso, el autocontrol y evita el desánimo provocado por la sensación que en ocasiones tenemos de estar “pedaleando sin cadena”, con mucho esfuerzo,  pero avanzando nada.

 

En la Visión de la empresa encontramos cierto paralelismo con la visión humana. Cuando gozamos de ella en plenas facultades, podemos movernos por la vida con mucha más facilidad que cuando tenemos alguna deficiencia que nos impida ver bien lo que tenemos delante. La miopía, por ejemplo, nos dificulta ver bien de lejos. La hipermetropía nos dificulta ver bien en distancias cortas. La presbicia (vista cansada), aparece con la edad y nos provoca una cada vez mayor pérdida de la nitidez. Y el astigmatismo hace que distorsionemos la realidad de las imágenes.

 

En el mundo de la empresa ocurre, en ocasiones, algo similar. Las empresas miopes, los líderes miopes, están centrados en lo inmediato y se niegan la posibilidad de soñar, de visionar a largo plazo. Las empresas hipermétropes, por el contrario, están centradas en el futuro, en el deseo, en el sueño y ese afán les impide ver la realidad del presente y niegan la situación que en la actualidad estén viviendo y sufriendo. Las empresas con presbicia están fatigadas y la desmotivación y desmovilización hace su aparición. Y finalmente, las empresas con astigmatismo no son capaces de leer ni la situación, ni el momento, ni el contexto en el que se encuentran inmersas, distorsionando la realidad de las cosas, no adaptándose adecuadamente a las circunstancias.

 

Además de estos condicionantes relativos a “la salud” de la Visión de una empresa, debemos ser cuidadosos al referirnos al “visionario”. El visionario es capaz de trasladarse al futuro y desde allí, trazar el camino, los pasos, las etapas por las que pasar, para alcanzar ese futuro que él ha visto. El visionario se suele acompañar de profesionales en diferentes áreas, de los cuales se deja asesorar y aconsejar, con el fin de obtener la buena información. En cambio, un “futurólogo”, por el contrario, sin moverse del presente y solamente empinándose un poco sobre sus pies, intenta vislumbrar el futuro con el único apoyo de su intuición y “carisma” personal. No dudamos de que haya personas con una intuición y carisma notables, pero sí que afirmamos que ambas cualidades nunca son suficientes para dibujar una Visión con solidez, con la que merezca la pena embarcarse en su consecución.

 

La Visión, la del buen visionario, sirve para no ponerse límites en una travesía empresarial, sirve para ser compartida, siempre que sea amplia y detallada. Y sirve para alentar el esfuerzo, para estimular el deseo y para ser más eficaces. Es decir, sirve para dar razones para caminar, explicando el cómo hacerlo. La Visión debe aportar sentido, más allá de la organización, estructura y medios aportados.

 

 

Fuente:

Carlos Capacés

https://humantalent.es/empresas-sin-vision-empleados-sin-suenos/

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