Hay dos ideas clave que constituyen la base del liderazgo adaptativo. La primera es que el liderazgo se disocia de la autoridad. Cuando se utiliza la palabra líder, lo que se suele sugerir es que el liderazgo surge en los niveles más altos, y entonces, cuando se presenta un problema en una empresa, lo que hacemos es mirar hacia arriba. Con el liderazgo adaptativo, lo que se plantea es una función en la que las personas pueden entrar y salir, y cualquier persona, a cualquier nivel de la organización, puede desempeñarla. En cambio, la autoridad tiene que ver con una posición jerárquica. El hecho de tener un puesto alto no garantiza que lo que se hace es una labor de liderazgo; el liderazgo, por definición, es arriesgado, incierto y disruptivo.
La otra idea es que el liderazgo adaptativo no está vinculado con los problemas técnicos. los desafíos de tipo adaptativo son aquellos para los que todavía no existe una pauta por la cual regirse. Esto implica desafíos como establecer un entorno más democrático para la innovación o fomentar la confianza entre los distintos grupos. No es una situación en la que seguir ciertas reglas específicas te garantiza llevar las cosas a buen puerto. Es precisamente cuando se requiere un trabajo de adaptación que necesitamos los actos de liderazgo. Y estos no necesariamente los realiza la gente que está en los niveles superiores de las jerarquías.
Es una tarea difícil la de intentar preparar a las organizaciones para ello porque la manera en que la mayoría de las organizaciones están diseñadas las predispone a establecer jerarquías y a ocuparse en el trabajo técnico. 90% del tiempo hay que realizar trabajo técnico, y las estructuras basadas en relaciones de autoridad son magníficas para ello. Yo respeto mucho este tipo de estructuras. De hecho, yo diría que son una condición necesaria para que surja el trabajo del liderazgo. Primero necesitamos eso. Sin embargo, ¿podríamos alternar 10% del tiempo para enfocarnos en el trabajo adaptativo? Me parece que eso requiere mucho trabajo de preparación. Hay que tener estómago para el desequilibrio. Y eso requiere también entender que, para sobrevivir y prosperar, más nos vale dedicar esfuerzos a perfeccionar nuestro papel en el trabajo de adaptación.
FUENTES:
Hufnagel, Jill https://www.istmo.mx/2019/12/09/con-el-liderazgo-adaptativo-hay-que-tener-estomago-para-el-desequilibrio/
Diciembre 2019